Generaciones de mujeres se unen en Oro Valley para la Copa de Mujeres Legendarias
La copa reunió a jugadoras de fútbol de todas las edades para celebrar a las pioneras de este deporte, fortalecer la comunidad e impulsar el futuro del deporte femenino.
Mujeres de todo el país y de diferentes generaciones saltaron al campo en Oro Valley a principios de este mes para la Copa de Mujeres Legendarias, un torneo de fútbol femenino único en su tipo que celebra el pasado del deporte e impulsa su futuro.
La copa se llevó a cabo del 4 al 7 de diciembre en el Parque Naranja en Oro Valley y conmemoró el 40 aniversario de la primera Selección Nacional Femenina de Estados Unidos, formada en 1985 para representar a Estados Unidos en una competición internacional.
Tres jugadoras del equipo original de 1985, apodadas "Las 85ers," estuvieron presentes para colaborar con el torneo, participando como invitadas especiales y jugadoras.
"Lo más increíble es que existe una plataforma para todas nosotras, sin importar nuestra edad, donde podemos jugar en un entorno seguro," dijo Denise Boyer, miembro del equipo de 1985.
El torneo de cuatro días fue organizado por Arizona Sports Alliance y auspiciado por la Liga de Fútbol para Adultos de Tucson. Los organizadores afirman que fue mucho más que fútbol; la copa también se trató de construir comunidad y aprender unas de otras. El evento incluyó clínicas de fútbol, sesiones de yoga y un evento benéfico para Power Over Predators.
A Boyer y a las demás jugadoras de "Las del 85" les encantó la idea de un torneo exclusivamente femenino, ya que, en su época, no existían tantos recursos, apoyo ni respeto para el deporte femenino.

En 2016, la Selección Nacional Femenina de Estados Unidos (USWNT) acudió a los tribunales para luchar por la igualdad salarial, con la esperanza de cerrar la brecha salarial de género con sus homólogos masculinos. No fue hasta 2022 que la Federación de Fútbol de Estados Unidos estableció la igualdad salarial para los equipos masculino y femenino.
“Cada mujer aquí está abriendo camino para las demás, para demostrar lo que es posible,” dijo Ruth Harker, otra miembro de las 85ers.
Boyer y su compañera de las 85ers, Linda Gancitano, jugaron en la división de mayores de 50 años en un equipo llamado "Don't Stop Believing," entrenado por Harker.
Las 85ers se consideran jugadoras de toda la vida y les dicen a sus compañeras más jóvenes que sigan adelante y nunca pierdan la alegría de jugar.
Mestro Strode, una jugadora de Boulder, Colorado, en la división de mayores de 18 años, disfrutó viendo a las jugadoras mayores tan comprometidas con el deporte.
“Ellas no tuvieron el mismo acceso que tiene mi grupo de edad,” dijo Strode. “Así que verlas seguir esforzándose, jugar en equipo y mantener viva la pasión por el fútbol es lo mejor para mí.”

Strode cree que la copa es un gran ejemplo de un torneo creado por mujeres para mujeres, y afirma que pudo percibir la comprensión mutua entre las jugadoras. Además de los equipos compuestos íntegramente por mujeres, la mayoría de los árbitros también eran mujeres, lo que reafirma el compromiso del torneo con el empoderamiento de las mujeres en el deporte.
“Creo que el deporte femenino se encuentra en un momento cumbre, un momento espléndido,” dijo Strode. “Y no es un pico ni una meseta, sino que seguirá creciendo.”
Los deportes universitarios y profesionales femeninos han crecido en audiencia e ingresos a lo largo de los años, pero la lucha por la igualdad salarial y de oportunidades continúa.
“Cuanto más apoyemos el deporte femenino, cuanto más nos apoyemos entre nosotras y cuanto más apoyo reciba del país, más probabilidades tendremos las mujeres de tener las mismas oportunidades,” dijo otra jugadora de la división de mayores de 50 años.
Además de reconocer los obstáculos que las mujeres en el deporte han enfrentado a lo largo de los años, la copa celebró la diversidad en edad y nivel de habilidad.
Strode se rompió el ligamento cruzado anterior hace dos años y pensó que la lesión significaría el fin de su relación con el fútbol. Si bien se ha recuperado y ha vuelto a jugar, dijo que ver a las jugadoras de la generación del 85 le hizo darse cuenta de que su tiempo en el campo está lejos de terminar.
“Me gustaría jugar para siempre,” dijo. “Me di cuenta de que mi cuerpo puede dar mucho más de sí, y ver a estas mujeres de 70 años con sus viseras y gafas de sol me demuestra que sí, puedo seguir jugando al nivel que mi cuerpo me permita.”
Esta nota fue escrita y traducida por Diana Ramos, exalumna de la Universidad de Arizona, Directora de Iniciativas Bilingües y reportera de El Foco de Tucson. Contáctala en diana@tucsonspotlight.org.
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